Los inicios siempre son duros, y más hoy en día donde la inversión es un riesgo donde muchos colaboradores no están dispuestos a correr. Pero más riesgo corren aún las personas emprendedoras, que se embarcan en un proyecto de este calibre a sabiendas de las circunstancias.
El Summer Freak ha sido uno de estos casos, un completo desafío para los organizadores y voluntarios que han participado activamente, no sólo los dos días que ha durado el salón, sino meses de duro trabajo y contratiempos de última hora.
Es el primer salón de cultura alternativa de la Región de Murcia, esto abarca todo, ya sea cómic de toda clase y género, cine, series, videojuegos… pero para comprender mejor su función, empecemos por el principio de la visita, es decir, por el primer día. Sábado 19.
Mi llegada fue tardía, por lo que el salón y había comenzado y no pude ver los preparativos iniciales, pero de cualquier forma eso me dio una visión más completa de todo, al contrario que si hubiera llegado a primera donde todo hubiera estado en proceso de preparación.
La distribución era sencilla y a la vez eficaz, la situación (el polideportivo de Los Alcázares, Murcia) estaba dispuesta entre dos edificios y las instalaciones deportivas al aire libre. El acceso era por el pabellón deportivo y ahí se situaban la zona de videojuegos, que era inaccesible debido a la ingente cantidad de personas que se agolpaba alrededor, y los puestos de venta, unos puestos de venta con productos muy variados, pero realmente eran productos de merchandaising, algo escueto en cómics, pero realmente este ambiente no propiciaba a la venta de este material, probablemente hubieran sido pérdidas para los puestos.
Tras un par de vistazos a los puestos, (que no eran demasiados) la segunda zona era la de las instalaciones deportivas al aire. Tenía diferentes áreas, como la zona de juego libre. Consistía en una serie de mesas bajo carpas donde se desarrollaba, además del juego libre, el taller de pintura de Warhammer. Un taller bastante interesante y con suficientes materiales para que fuera efectivo, pero en esencia, era una zona donde los usuarios traían sus propios juegos de mesa (o los que el salón disponía) para jugar tranquilamente, ya sean juegos de cartas o tablero.
Otra de estas áreas era la del Jugger, para la cual se había habilitado un campo de futbol de césped artificial donde poder llevar a cabo las batallas, pero realmente el conocimiento de esta modalidad me supera, por lo que no entraré en detalles.
El campo de fútbol más grande era la zona del escenario, donde se hizo el concurso de cosplay grupal, al que sólo cuatro grupos se presentaron y entrega de premios. No tengo nada que decir sobre los grupos de cosplay, ni sobre los participantes, todos magníficos y divertidos. El gran fallo realmente fueron los supuestos «animadores» que se encargaban de presentar el evento. A parte de no tener ni pizca de gracia, deberían aprender que a un micrófono no se le grita, porque dejas sordo al público, y menos si gritas insultos hacia su persona, o te dedicas a ir mojando a la gente con una pistola de agua, estropeando los trajes. En definitiva, fueron maleducados e incomodaron a la mayoría de público.
Por otra parte, en el camino que llevaba hasta el último edificio encontramos los puestos de los ilustradores, en su mayoría murcianos. Esto fue un acierto, mi firme opinión es que hay que promover el producto autóctono, y pudimos ver una gran variedad de estilos y las formas de trabajo que aquí se dan.
Siguiendo el camino de baldosas amarillas (metafóricamente hablando) llegamos a la última zona del salón, el edificio principal del polideportivo. Un gran edificio de cristal que albergaba en su hall varias exposiciones, algunas más interesantes que otras; exposición de cosplay, «exposición» de fotografía y sin duda la mejor y más importante, la exposición de American Nurses.
Ya a simple vista, puedes comprobar cómo American Nurses ha supuesto un gran esfuerzo para sus fundadores, pero cuando lo conoces vemos que no sólo es un gran esfuerzo, sino un arduo trabajo de recopilación de información y recolección de objetos y de réplicas, confección de trajes y complementos, que recrea fielmente, en términos históricos, algunas de las compañías americanas de la II Guerra Mundial, sobre todo resaltando el papel de la mujer, ya sea en la zona de combate, en campamentos o en bases militares.
Volviendo a la distribución del edifico, en la planta baja, aparte de las exposiciones, tenemos la sala de cartas y zonas habilitadas para talleres. No tiene mayor interés que ese. Destacar sobre todo la zona de cartas, donde, como su propio nombre indica, podías jugar a juegos de cartas y también comprarlas en el puesto que allí se encontraba.
Para acabar con el edificio, únicamente nos queda el Aula Grande. Realmente, una de las zonas mejor equipadas del complejo, sobre todo por el aire acondicionado y bastante confortable realmente en cuanto a mobiliario. Pero lo malo de esta sala no es ella en sí misma, sino lo que sucedía dentro.
Era la sala dedicada a las charlas, sobre diferentes aspectos de la cultura alternativa, aunque realmente no me gusta emplear ese término, la cultura es cultura, no hay una alternativa, todo se engloba dentro de la misma. Cultura alternativa es una forma de aislarte del mundo y precisamente eso no es beneficiario para el reconocimiento de este tipo de eventos o productos que surgen del ámbito, porque precisamente lo que se busca es que esta modalidad de cultura sea reconocida e importante, no para distinguirnos y ocultarnos en ella, haciéndonos creer que somos más importantes que otros, que sabemos más que otros. En esta época perviven muchas formas de cultura, que se complementan entre sí, si nos separamos morimos.
Y es precisamente la actitud separatista la que inundaba la sala, realmente sólo tuve tiempo de asistir a una charla, pero por lo que durante entrevistas, algunos visitantes me contaron, todas tenían una calidad ínfima en cuanto a contenido, inclusive datos falsos o deducciones mal formadas y poco documentadas. Acudí a una charla para comprobarlo por mí mismo y, efectivamente, mi fuentes eran fiables. Aparte de la cantidad de datos mal informados, la charla se tornó en una dinámica de imparcialidad digna de patio de colegio, donde la mayor parte del tiempo los ponentes se interrumpían unos a otros, sólo para criticar lo que había proyectado en pantalla.
Realmente fui con la esperanza de aprender algo en la charla, encontrar ideas innovadoras y poner puntos de opinión en común con esas personas que hablaban sobre un tema que realmente está a la orden del día. En su lugar, me encuentro gallinas que cacarean (y hablo sobre todo del público asistente), insultos desmedidos hacia unos productos que seguramente le han proporcionado disfrute gratuito durante mucho tiempo, o productos que seguramente ni habían consumido porque eran demasiado antiguos para que pudieran verlos en su contexto adecuado. Hoy en día todo el mundo pude opinar de todo (y he aquí el ejemplo de mi mismo), pero vivimos en la época de la mala crítica, donde nada de lo que se ha
ce está bien porque no llegan al nivel de los «clásicos», pero una buena crítica no consiste en poner a flor de piel los malos rasgos de una obra, sino equilibrar sus puntos buenos y puntos malos (porque siempre existen ambos puntos), unas veces ganará el bien y otras el mal, pero siendo completamente objetivo.
Ahora diréis, «tú no estás siendo objetivo con el tema de las charlas». Pues realmente sí que tengo algo que decir a favor de ellas, y es que sin ellos, por mucho que no me guste el posicionamiento personal en este tipo de casos, no se podría promover la cultura de masas, aunque sea de esta forma superficial, pero no podemos construir una casa por el tejado, y cre
o que es un buen cimiento, aunque se necesite pulir, por lo que recomiendo trabajo duro e investigación, pero sobre todo mucho ánimo e ilusión, como han hecho hasta ahora.
Para finalizar con el recorrido del complejo hablaremos de la zonda de acampada. Que en mi opinión, teniendo un espacio tan grande de césped, y que aunque fuera tierra tampoco dejaban anclar las tiendas, podrían haberlo usado. Era la primera vez que acampaba en mi vida. Jamás volveré a hacerlo. Cada hueso de mi cuerpo se resentía al día siguiente
.
Pero nos dejamos una última actividad del sábado, aunque esta se hiciera a media noche prácticamente; La Mascarada, rol en vivo. También fue la primera vez que jugué a rol en vivo, fue una experiencia interesante, aunque la trama realmente fue bastante escueta y en un espacio muy limitado (explanada de tierra). La salvación del rol fueron las mismas personas que lo jugaba, pues ponían énfasis en la interpretación de sus papeles y realmente ambientaron el lugar para que el juego fuera dinámico.
Con esto ponemos fin al sábado. Comienzo el segundo día sudando en el camping como un cerdo a punto de ser degollado en la matanza. Hoy toca mi charla.
Realmente, no hay nada nuevo que destacar de este día con respecto al anterior, todo marchó con la misma serenidad de siempre, tal vez incluso los ánimos estaban más calmados tras la dura inauguración, lo que propició a que todo fluyera con más naturalidad.
Aunque sí hay una cosa que me gustaría comentar porque mucha gente estaba molesta con ello. El tema comida.
Los puestos de comida fueron escasos, de hecho, sólo había uno. Es de mi conocimiento que estaba previsto otro puesto de comida ambulante, que por motivos ajenos a la organización no puedo asistir. De cualquier forma, la comida era de muy baja calidad, muchas veces no te servían lo que pedias y eso realmente puede causar serios problemas, como por ejemplo que alguien sea alérgico a algún tipo de producto. A parte de la escasa cantidad de víveres disponibles, que se agotaron en menos de una hora. Posiblemente si el otro puesto hubiera estado disponible, la variedad y cantidad de comida hubiera sido óptima, un golpe de mala suerte.
Llegó el momento de mi charla. No estaba nervioso, al principio. Cuando entré a la sala fue cuando los nervios se apoderaron de mi, y no porque hubiera demasiado público, todo lo contrario, había poco. Los nervios vinieron con la decepción, decepción de que las otras charlas se hubieran llenado y en la mía no hubiera llenado ni media sala. No sé si fue porque prácticamente era la hora de comer, por el concurso de cosplay individual se retrasó o porque realmente no interesaba mi tema. En cualquier caso, no era el impacto deseado.
De cualquier forma, autocriticándome, no fue mi mejor actuación. Debido a los nervios me trabé bastante y creo que no supe explicar claramente los conceptos (algunos de ellos complejos, y si no se explican con claridad pueden llegar a aburrir) y convertí, lo que pudo ser una charla instructiva, interesante y dinámica, en una serie de balbuceos y conceptos que aburrirían al más pintado.
He de dar un punto a favor por la paciencia del público asistente, que aguantó mis divagaciones y fueron totalmente respetuosos con el tema, mostrando
un interés que es de agradecer.
Tras esto decidí que mi cuerpo no aguantaba más, tras la noche de camping y la desilusión del trabajo mal hecho, estaba hecho polvo y me marché. No sin antes darle las gracias a los organizadores por darme la oportunidad de participar en este gran proyecto, el cual confío que seguirá creciendo y celebrándose año tras año, para buscar un lugar dentro de la competencia de este tipo de evento.
Como he dicho al principio, los comienzos nunca son fáciles, siempre hay contratiempos, la suerte nunca está de tu lado, pero el Summer Freak ha sido mucho más fuerte que eso, ha logrado mantenerse en pie aunque las circunstancias se tambaleen y ha salido victorioso de su primera batalla. El próximo año volverá, con más fuerza, con más comida y sobre todo, con más ganas. Estoy seguro.